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¿Puede existir una empresa sin clientes? - Joel Pinto RomeroHace algún tiempo escribí un artículo titulado “Cliente o empresa: ¿Tú de que lado estás?” y uno de los comentarios que recibí en uno de los portales en que el artículo fue publicado decía: “Considero que es más importante la empresa que el cliente ya que, existe la figura del cliente porque existe la empresa.”

Y agregaba que “…y es precisamente el producto la estrella de esa relación entre empresa-cliente.”

Mi respuesta no se hizo esperar:

¿Puede una empresa existir sin clientes que compren los productos? ¿Existe el producto estrella sin clientes que lo compren? ¿Cómo se convierte un producto en estrella sino es por tener muchos clientes que lo compren?

Si tú piensas de la misma manera, es entendible porque, durante muchos años, el marketing se concentró en el producto, la marca o la empresa, y como el cliente tenía muy pocas maneras de hacer sentir su opinión, pues todo funcionaba de una manera unilateral.

Tu como empresa fabricabas un producto y lo ponías en el mercado. Tu cliente iba y lo compraba. De vez en cuando, si te interesaba (que no era frecuente) conocer quién era tu cliente, hacías un sondeo de mercado y, mediante unas métricas y analíticas, definías quien era tu “cliente promedio” y seguías adelante.

Pero ahora debes entender que nunca la empresa ha sido, o ha debido ser, la protagonista. Ni mucho menos el producto. Nada ocurre en los negocios si, del otro lado del mostrador, no hay un ser humano que decida que todo lo que tu dices, haces y ofreces, le parece bien y decide darte de su dinero porque considera que tu producto efectivamente satisface sus necesidades, cualesquiera que éstas sean.

Siempre ha sido así: Sin cliente que compre, no hay negocio para tu empresa. Sin venta, no hay dinero, y sin dinero, no hay progreso para tu negocio.

Incluso en épocas muy remotas, cuando no existían empresas y los “negocios” se hacían mediante el intercambio de alimentos y cosas, si tú tenías cuatro cabras y un día cualquiera, querías cambiarlas por cuatro pescados (si, ya lo sé… no es un intercambio equilibrado, pero que sirva solo de ejemplo), si no había nadie interesado en tus cabras, pues te las quedabas y no comías pescado ese día. Muy sencillo.

Aún en aquella época tan remota, si no existía un ser humano del otro lado de la transacción comercial, nada ocurría. Muy sencillo y tan cierto hace siglos, como lo es hoy en día y lo seguirá siendo siempre.

Y yo creo que no hay mucho más que decir. Si tu sigues pensando que tu producto es la estrella, cuéntanos porque. ¿Qué pasaría si tus clientes no compraran?

 

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