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Popularidad e Influencia en Redes Sociales - Joel Pinto RomeroSer una persona influyente, independientemente del sector al que te dediques, conlleva consigo una gran responsabilidad, que crece a medida que crece el grado de influencia que dicha persona puede ejercer sobre otras.

La historia está llena de ejemplos de personas que han sido extraordinariamente influyentes y que han logrado crear verdaderas transformaciones a nivel social, científico, político, religioso y paremos de nombrar, porque nos quedamos cortos.

De allí la inmensa responsabilidad que puede tener una persona influyente, aunque de principio, ella no sepa qué tan lejos pueda llegar su influencia sobre los demás.

Estamos claros que una persona no se hace influyente de un día para otro, sino que es todo parte de un proceso en el cual la persona da a conocer sus opiniones y puntos de vista respecto a algo, y tales opiniones comienzan a ser aceptadas, a calar dentro de una audiencia, que día a día va creciendo y comienzan a tener a esta persona como un referente.

 

No todas las influencias son positivas, y está demostrado.

 

La historia también está plagada de ejemplos de personas que han utilizado su influencia sobre otras de manera destructiva, vergonzosa, altamente cuestionable. Guerras que no han debido ocurrir, persecuciones innecesarias, suicidios colectivos y tantas otras historias que no vale la pena siquiera mencionar.

Y es aquí donde quiero poner el énfasis de mi artículo de esta semana: “No todas las influencias son positivas” y no es solamente responsable la persona influyente, sino la persona que se deja influir también.

Antes que nada, volviendo al tema de la influencia en Redes Sociales, es importante que apliques mucho de sentido común a la hora de consumir y compartir el contenido que  generan aquellas personas que para ti son influyentes.

Hay autores que, por ejemplo, yo leo con regularidad absoluta y no me pierdo ninguna de sus entregas. Sin embargo, esto no implica que todo lo que yo leo, lo voy a compartir contigo, porque en algunos casos, no estoy de acuerdo con lo que proponen ni las ideas que plasman o, porque considero que el contenido en cuestión no aporta ningún valor interesante que valga lo suficiente como para ser compartido.

 

Es responsabilidad de cada uno distinguir la paja del grano.

 

Y es un tema en el que tienes que estar muy claro, si no quieres convertirte en uno de aquellos ratoncillos que seguían ciegamente al flautista rumbo al despeñadero. Uno de esos casos de fanatismo ciego que no distingue lo bueno de lo malo.

He escuchado a compañeros blogueros recomendar aplicaciones que te permiten compartir “absolutamente” y de manera automática, todo lo que se publica en sitios específicos, cosa que, en mi opinión personal, no debería ser.

Como cada vez que digo algo así, siempre te digo el porqué opino de esa manera, aquí continúo: ¿Qué pasaría si yo mañana publicara en este blog un artículo que atentara contra la moral y las buenas costumbres? Pues yo esperaría sinceramente que NO lo compartieras con nadie. Y no solamente eso, sino que me indicaras abiertamente tu desacuerdo y me dejaras conocer tu opinión, para poder aprender yo también de ella.

En este tema de la influencia estamos todos, porque todos, en distintos momentos y según el sector del cual estemos hablando, podemos pasar de ser influyentes a influidos y viceversa.

 

¿Qué debes hacer para dejarte influir solamente de una manera positiva?

 

Quiero compartir contigo la forma en que yo lo hago, para que tu escojas, de lo que yo te propongo, aquello que te sirve y deseches lo que no, y espero que te funcione bien, así como me funciona a mi:

  • Primero que nada, asegúrate de leer completamente todos los artículos que recibes de las personas que consideras tus “referentes” o personas que te influencian. Léelos desde la primera hasta la última línea.
  • De entrada, el contenido va a generar en ti un sentimiento que puede ser positivo o negativo. Según sea el caso, si es positivo, seguramente estás de acuerdo con la información planteada en el artículo y puedes guiarte por ella o incluso seguir las recomendaciones que te hace.
  • Si el sentimiento es negativo, compara el contenido que estás leyendo (o viendo) con la opinión de otros expertos de la misma industria y trata entonces de sacar tus propias conclusiones. Lo más importante van a ser las conclusiones que tú mismo puedas sacar.
  • Decide entonces, si el contenido vale o no para que compartirlo con otras personas.

Una vez hayas seguido estos sencillos pasos, podrás estar más tranquilo sabiendo que no te estás dejando influir a ciegas y que, por el contrario, el contenido que estás recibiendo está siendo realmente nutritivo para ti y para tu negocio, y por tanto, seguramente será igual para aquellas personas con quien tu lo compartas.

De esta manera, el verdadero valor de la web social se hará cada vez más poderoso generando una influencia positiva a través de los contenidos bien compartidos, y todas las personas, influyentes o no, nos haremos cada vez más conscientes de la importancia de compartir contenido de calidad, relevante y que aporte valor a la vida de los demás.

Porque, a fin de cuentas, si no lo hacemos por ello, ¿cuál es la razón que nos motiva a escribir un blog o una pieza de contenido para compartir?

Crédito fotografía: Markus Spiske en Unsplash

 

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